ACTO V: ENFERMO: N°3: PLACEBO

¿En dónde se busca la felicidad? Mis padres me enseñaron que se debe buscar dentro de una iglesia, la música me enseñó a buscarla en una persona, mis amigos me enseñaron a buscarla en el alcohol, pero nadie me enseñó a buscar en mí. La iglesia dice que dura una eternidad, pero para eso debes estar muerto. La música dice que dura lo que dura la relación, porque cuando acaba, empiezan a hablar de miedo y de tristeza, la felicidad que describe el alcohol solo es momentánea y ni siquiera es felicidad, solo es la inhibición del dolor. Nadie me dijo cuánto dura. Pero cuando busqué en mí entendí que es intermitente.

Tampoco sé cómo se debería de sentir la felicidad, me gusta describirla como plenitud, pero puedo estar feliz y no estar pleno. Creo que más bien se asemeja a la ignorancia, cuando te dejan de importar los problemas y dejas de pensar en lo que está mal, puedes sonreír sin culpa… No sé si quiera ser feliz entonces.

Creo que la felicidad está en el interior de cada uno, que dura lo que debe de durar, y que a veces la felicidad no es el objetivo de estar vivo. El punto de estar vivo no lo encontraré siendo feliz. Ser feliz solo te hace sentirte satisfecho, y si el objetivo de estar vivo está más allá de ser feliz, la felicidad solo te limita a quedarte en ese estado. Y es que el humano es tan simple que solo se basa en recompensas, si se siente bien, volverá a hacerlo, si se siente mal, no lo probará otra vez. ¿Y qué más puedo decir yo? Si soy un simple humano es porque debo conformarme con estar feliz.

La felicidad es el placebo de estar vivo, crees que estas curado, por fin crees que moriste, pero sigues enfermo de vida, pero no se siente.  La felicidad es esa luz al final del túnel que tanto se escucha en mitos, y la vida es una serie de túneles, y la felicidad solo son focos parpadeando puestos en algunas partes, pero cuando veamos el sol. Cuando veamos el sol estaremos llenos de vitamina D y podremos gritar sin escuchar eco, podremos estirar los brazos y las manos sin tener que tocar las paredes que nos encerraron tanto tiempo.

Pero no se puede llegar al sol sin haber pasado primero por el túnel, y quienes lo han intentado simplemente no lo entendieron, y quienes lo han hecho solo tuvieron un golpe tan fuerte como la valentía o un vehículo tan rápido como la cobardía. Pero hay que aprender del túnel, hay que entender el túnel, escucharlo y comprenderlo, y cuando sepas qué es el túnel, podrás dejarlo atrás y marcharte a donde quieras.

Quizá estar enfermo no sea tan malo, puedes descansar, puedes comer caldo de pollo y puedes faltar a clases, tienes la atención de tus seres queridos, tienes música, tienes películas, solo debes preocuparte por comer, dormir y cagar.

Quizá todos estamos enfermos porque necesitamos que alguien nos cure. Quizá nadie quiere curarse porque mientras se está enfermo hay gente que se preocupa. Quizá no hay médicos curando la vida porque les dijimos que no lo hicieran, que nos dejaran quedarnos un poco más de tiempo acostados, recibiendo ayuda, recibiendo emociones.

Disfrutemos entonces esas gelatinas del hospital, las sábanas blancas, seamos uno con los tubos que nos mantienen despiertos. Aprendamos a vivir con los pacientes de un lado, a no gritarle a la enfermera, a ser un buen paciente, a estar enfermo… Al cabo la camilla es prestada.

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