No me preguntes cómo lo supe, pero ya sé que la estás pasando mal, no digas nada, solo déjame abrazarte.
Hoy, tu dolor es el mío, te ofrezco mi hombro para llorar y mi oído para escucharte hasta el final, pero también déjame abrazarte.
Déjame abrazarte porque eres tú quien me ha acompañado en los momentos grises y en los instantes alegres.
Sé que tal vez no pueda devolverte la sonrisa en este instante, tan solo déjame abrazarte y juntos veremos de nuevo el brillo del sol.
Aquí y en millones de vidas a tu lado estaré, pero en esta noche, tan solo déjame abrazarte.