Y en las noches al cerrar mis ojos lloro, y por la mañana al abrirlos también lloro, y en mi frustración, cito mi oración.
Y al ducharme lloro, y al cambiarme también, veo mi rostro y que decepción, y en mi frustración, cito mi oración.
Escucho una canción lloro, estando en silencio también lloro.
Me he convertido en Maria Magdalena, me miro al espejo y veo mi melena, se ve tan opaca, me da tanta pena.
Hablando de penas recuerdo las mías y empiezo a llorar, ya siento las aguas de mi propio mar, y en mi frustración, cito mi oración.
Y en vez de cansarme de tanto llorar, se ha convertido esto en mi nuevo hogar, donde solo salgo a aquel viejo bar, me tomo un tequila y empiezo a llorar.
Y así pasan los días de orar a llorar y recuerdo mi vida con melancolía, donde nada en mi ser padecia o dolia.
Y luego recuerdo que me hace llorar, y apareces tu y empiezo a recobrar, la memoria perdida bajo aquel umbral, que le dice a mi mente que hoy ya no estas.
Y si tu ya no estas porque sigo llorando, si se ha ido tu voz, tu manera y tu encanto y al fondo una voz, me grita, es mi llanto, diciendome -tu vete has sufrido ya tanto-
Y sigo llorando hoy nada ha cambiado, yo sigo aqui triste y no estas a mi lado, pero no se pierde, en mi la esperanza de que un dia tu y yo el mundo crucemos en balza.