Te vas justo cuando las flores renuncian a marchitarse,
cuando esté lúgubre paisaje se viste de colores vivos,
que engalanan tu paso hacia la ausencia,
dejando atrás a los que te soñamos, sin estar dormidos.
Te vas justo cuando mis poemas renuncian a la muerte,
cuando en mi pasaje gris se dibuja una sonrisa
cuando tus ojos invadieron mi presente,
sacándome de esta triste brisa.
Te vas, y en mí se queda el recuerdo
de verte caminar majestuosa por las aceras,
de sentir tu suave perfume
o de escuchar lo que tu voz dijera.
Pero hoy te vas,
traspasando las fronteras,
y aquí quedará mi alma esperándote.
Lo cierto, es que con vos también se va la primavera.