A la luz de la luna llena, entre los cálidos abrazos
y el susurro de su voz recorriendo por mi cuello lentamente,
pude leer que su alma quería contarme algo, ese algo que,
producía aquel ardor en el pecho; las llamas incendiando
toda partícula que se encontraba en aquel cuerpo, su confusa
sensación de querer manifestar aquellas palabras que
rondaban en torno a un cerebro peculiar.
Sabíamos que escondía algo, en su interior,
en su profunda alma podríamos comprender que
se encontraba devastada, haciéndonos concebir que.
aquella chica con fronteras de felicidad,
posee garras en su alma, tiene heridas
descosidas por la continua batalla a
la que se enfrentaba, quizás nunca
vayamos a saber qué historia cuentan
aquellas catastróficas heridas pero,
si algo nos quedó claro es que,
dentro de ese escrupuloso cuerpo,
a la luz de la luna llena,
en el amanecer de cada mañana y
en la sombra de sus lágrimas,
se encontraba un alma enjaulada.