¡Qué amargo el sabor del olvido!
Más del olvidado que de quien olvida
aunque olvidando también pena
la pena dura menos que el olvido.
De duda, de pena, de culpa
amargo el sabor de quien pena culposo
sin vergüenza de amar a otro amor mientras olvida.
O tal vez quien olvida,
olvida sin pena, ni culpa, ni duda
porque olvidando se libera.
También hay quien olvida paso a paso
olvidando que el olvido, también le olvida
y poco a poco del amargo
pasa al dulce sabor de la bienvenida.
- Certifico que este poema es inédito y original del autor.
Impecable poema, hermoso.