Cuando las hojas pardas caen como cigarras
es que el otoño se acerca y ruidoso aprieta.
El paisaje es como una acuarela que cobriza brilla
en el mosaico del rostro otoñal.
El viento asola la vereda que se llena de hojas secas,
a los pies de los árboles desnudos que la tierra desvela.
Y en la melancolía bajo la luz de una vela,
los poemas descubren la soledad del poeta.
[…] junto a las ascuas del brasero arderá el crepúsculo
cuál rosa que tiembla con la caída del invierno.
Siento a mis hombros la hojarasca desnuda
y contemplo el llanto de un mundo incierto.
Que oscuridad tiene la noche que cae como ceniza,
pero solo es polvo negro ahondando en la herida.