El tiempo trajo a septiembre hasta aquí, la memoria emprende el vuelo hacia el atardecer cuando nos encontramos por casualidad.
Como si fuera ayer, recuerdo cuando entre tus manos tomaste mis ilusiones rotas para regalarme una nueva esperanza.
En el decimonoveno día de hace dos septiembres inevitablemente caí rendida ante la dulzura de tu insomne mirada.
Septiembre llegó, hoy estamos aquí, contemplando las estrellas tomados de la mano para no soltarnos jamás.
Nuestras almas nuevamente se fusionan casi en el umbral del otoño como aquella tarde de septiembre.