Más de una vez me topé contigo sin imaginar que un día juntos de la mano caminaríamos.
Este corazón en pedazos no permitía confesarte lo que por tanto tiempo negué, estaba perdidamente enamorada de ti. ¡Ya lo sabía!
Nuestras almas se volvieron una, un atardecer mientras una torrencial lluvia caía, todo alrededor miraba atónito lo que ocurría.
No es preciso pronunciar palabra para entender lo que tu ser esconde, nuestras miradas lo dicen todo.
Hoy agradezco a la vida por permitirte entrar a mis días, a mis sueños, a mis venas, por la puerta grande.