Después de la tormenta regresó al fin la calma cuando di con la profundidad de tu dulce e insomne mirada.
Por la vereda caminaba, mas al doblar la esquina, me ofreciste el calor de tu alma, mientras me perdía en la profundidad de tu mirada.
Solo la profundidad de tu tierna mirada ha sido capaz de acariciarme hasta la más profunda fibra del alma.
Hoy el pasado ya no importa, solo el aquí y ahora, pues sé que la profundidad de tu mirada es el puerto seguro al que puedo llegar sin dudar.
Esta tarde tuve al fin el valor de confesarte lo que por tanto tiempo callé, la profundidad de tu mirada me dijo que tú sientes lo mismo.