Mientras todo se desmoronaba alrededor, de pronto, y sin avisar llegaste tú para darle a mi vida una nueva dirección.
Después de ti, el sol tuvo un nuevo brillo, las calles un andar distinto, desde que estás aquí, nada ha sido lo mismo.
Una mirada tuya basta para borrar el más gris de los días y alejar a la más impertinente adversidad.
Si me aferro a tu mano, sé que a puerto seguro puedo llegar porque incondicional conmigo estarás.
La vida no es igual, desde hace dos otoños cuando nuestras almas se entrelazaron por siempre.