Un día te vi pasar, mas en pleno ocaso del verano, hasta el fondo de mi corazón te colaste sin dudar.
En pleno ocaso del verano, profundamente e irremediablemente de ti ya me había enamorado.
Dudaba en abrirte las puertas de mi ser, por temor a un futuro desdén, pero el ocaso del verano cambió el rumbo y ahora nuestros destinos son uno.
En el ocaso del verano llegaste para no marcharte jamás, contigo, los días son más dulces.
Por siempre recordaré cuando nuestras miradas se juntaron en aquel inolvidable ocaso del verano.