Justo cuando todo se caía a pedazos, como si nada, te colaste en mi vida y en mis pensamientos sin querer.
Como si nada y sin dudar, te abrí las puertas de mis sueños y mi sellado corazón que a gritos suplicaban salvación.
Tu alma y la mía, como si nada, se fundieron para siempre en una sola aquel atardecer de ocaso de verano.
Como si nada todo tiene un nuevo sentido desde que irremediablemente caí rendida ante el encanto de tu insomne mirada.
Nuestras manos como si nada se aferraron para juntos recorrer el mundo entero y contemplar las estrellas del firmamento.