Triste herida sin cicatriz
sin memoria ni mención
sin ningún amargo luir.
Suerte del curso de la vida
de la experiencia el cariz
no cuenta, omite muda
impávida resulta dorada
sin haber desliz en su lid.
Prístino secreto suyo
a nadie sirve útil
a ninguno inspira,
la juzgan fútil.
Pregonar tus glorias quisiera
tus grandes hazañas quedas
las tuyas inmensas dolida
por la causa de tu herida
y su corolario a posterior;
pero nadie las sabe,
nadie las pregunta,
no han trascendido nunca
¿A quien les importó?
Mas se ve áureo y precioso
el rastro borrado que hubo
de un suceso de infortunio
tras el que deparo sonreír
Ay, herida sin recuerdo,
Ay, herida sin cicatriz
aunque nadie lo sepa
como fue tu sufrir,
fue por amor sincero
y que así tu consenso
sea no con gente el apego
sino en trance y reír.
Qué en la mente diluya
el llanto decante por fin
al dolor que por descanso
ansía tu alma sentir
Porque no morí no lo ensalzan
Porque sobreviví no halagan
Porque no lloré que sus ojos
ingratos contemplaran
no me alaban los que aman
según sus falsas palabras.
Ni plañen, ni cantan, ni admiran ápice.
Mas sé que fue heroico la acendrada batalla
cuya marca curada aliviose en la calma,
mejor que en el control del fragor servil.
Muchas gracias por publicar este magnífico poema, Ele 🙂
Gracias a vosotros por el blog