Observé cómo era el mundo mirando sólo mi ciudad, observé al humano mirando sólo a tres personas, observé a los animales mirando sólo a mi mascota, y no pude observarme a mí porque no entendí nunca que yo era el que tengo a lado.
No somos infinitos, un día querrán hacer lo que quieran con nuestros restos, los convertirán en polvo, los convertirán en plantas, los convertirán en otra persona diluida en el universo. No elegimos nacer y no elegiremos qué seremos después de morir, después de rezarle a mi cabeza para que no caiga en pensamientos inútiles me llamó diciendo que la cura de la vida es la muerte y que no es bueno automedicarse. Ya le llegará la factura del hospital a tu familia, ya le dejarás la camilla a otra persona, solo estás de paso y no puedes caminar más lento. Solo observa, solo aprende, solo enseña.
¿Qué tan malo puede ser morir si ya estuvimos muertos antes de nacer? Las personas tienden a temerle al doctor como le temen a la muerte, saben que los dos traen malas noticias y que después de uno puede llegar el otro. Y el efecto secundario de la medicina es la herencia y la preocupación por dejar algo en el mundo, como si volviéramos a pasar por aquí. Nos aferramos tanto al dinero y a la propiedad, pero bien sabemos que moriremos. ¿Será que aquellos que matan al mundo creen que no volverán? Qué fácil ver el futuro cuando no estás tú en él, qué fácil es ser egoísta.
Todos nacemos llorando, quizá la muerte sea más bella de lo que la pintan, aquel bebé como si extrañara la ausencia, como si extrañara la inconsciencia llora porque sabe que ahora tendrá que pensar, y no hay sufrimiento más inmenso que tener que vivir para terminar muerto. Qué cruel que es la existencia y qué agradecido estoy con ella, por darme la oportunidad de presenciar lo que está hecho, y por darme la oportunidad de despedirme al mismo tiempo.
El universo solo trata de entenderse a sí mismo, tiene problemas de personalidad, pero no es su culpa, él también quiere saber qué lo creó. Aún no entendemos que nosotros somos el universo, aún no entendemos que formamos parte de algo más grande. Que solo somos una pieza en el rompecabezas de la existencia y que, aunque rompamos al mundo en el que vivimos, el universo seguirá creando espontaneidades para describirse, para comprenderse.