Como un beso a la muerte: con azúcar en las comisuras y sabor de naranja.
A veces es así de simple, y otras es extremadamente complicado. Con cierta sensación de inquietud. Algunos se empalagan, pero el sabor no es tan dulce, unos lo acompañan con un buen trago de amargo café.
Y hay casos en los que se quema la lengua, o en los que la misma taza cae en las piernas y mancha la mezclilla rota o la seda limpia.
Porque así es ella, no juzga ni discrimina, ella solo besa… Y besa muy bien.
No necesita más, te hace el amor con un beso y te complace, te satisface.
No hay rezos ni plegarias ni letanías, ella no se comunica, porque no siente, y cuando estas con ella tu tampoco lo haces.
Un poco de miel.