Ese séquito que tienes detrás tuyo no me termina de convencer, es muy falso, muy hipócrita.
No sé ni quién eres y aun así me fastidio el día al interesarme en tu absurda sincronía con los tiempos del día. No, a ti no te saludaré con la derecha.
Reitero que no te conozco, pero siempre está ese temblor que desencadena todo; y te veo.
Detrás del cristal alcanzo a percibir cierto aroma de egocentrismo. Puedo apreciar, por muy lejos que esté de ti, tu perfil.
Pero aún no te describo.
Todavía no eres la primera persona singular, no alcanzas a serlo.
Como sea, espero el día en el que te pueda encontrar como quiero encontrarte.
-Con cariño, tu reflejo