Cuando el sol calienta
desatas tu cabello
nebuloso
tomas las gafas, ajustas tu perfil
y vislumbras
en el hondo espejo
los motivos del deseo.
Vistes aprisa el cuerpo
provocador
que llevas
como una efigie
de la lujuria
y sales
a la luz
fecunda y formidable.
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