La hora prometida

Las manecillas del reloj marcan ya la hora prometida ¡Es momento de contemplarte sin medida!

En la hora prometida, el mundo se paraliza, tu tierna sonrisa se asoma de pronto y a mi alma paraliza.

Cada vez que se acerca la hora prometida, mi corazón late a mil por hora, pues se reencontrarán tu mirada y la mía.

Todo es perfecto, nada gris ocurre, para la adversidad no hay cabida en nuestra hora prometida.

La luna en la ventana, callada y atónita atestiguará el momento sublime que está por ocurrir en la hora prometida.

 

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