ACTO IV: MADRUGADA: N°1: TRES TREINTA Y NUEVE

Hoy ante ti me muestro, ser de sabiduría, inexistente, omnipotente, ausente, quiero escucharte, quiero verte, quiero tocarte y desde mi nacimiento sólo he podido hablarte algunas veces. Quiero que me sientas y entiendas que te he venido a buscar desde antes y esto es lo que quiero decirte desde hace meses.

Estoy inundado en deudas conmigo mismo.

Abrumado y lleno de dudas de tu existencia, me debo algo de tiempo y espacio para mí solo, y lo único que consigo son experiencias conjuntas.

Rompe este silencio por favor, haz que mis ojos te escuchen, dame una señal de vida, haz que la gente no luche, porque quiero saber más de mí y tú eres la única respuesta. Quiero escuchar a tu voz, me han dicho que es la más honesta.

Hijo, mascota, otra planta de mi jardín, parece que por fin has encontrado el camino aquí. No sé qué te han dicho de mí, pero yo no soy tu salida, en mi encontrarás explicaciones de sinsentidos, pero nunca tu razón de vida… Y no te espantes, no te entristezcas, sé que no es lo que esperabas, pero créeme, a muchos he ayudado con sus dudas y tristezas.

No soy un ser poderoso, estoy creado a tu imagen y semejanza, espero que entiendas esto muchos me han regalado alabanzas, pero no es necesario, para llegar a mí solo debes hablar, solo debes escuchar, abrir tu mente, no empezar a rezar ni poner un altar. La gente en el mundo me pide muchas cosas, no soy yo quien las puede resolver, las guerras, el hambre, la injusticia y la corrupción no están en mi poder.

Señor, no entiendo de qué sirves entonces. La gente muere por ti, la gente lucha por ti. No sé de qué sirves entonces, si no tienes el poder de calmar la tormenta ¿por qué tanta gente cree en ti?

No, no me llames ‘Señor’. Lo único cierto de mi es que soy una invención. El hombre no sabía que pasaba, no sabe qué pasó, y salí yo de una mente brillante, pero transformaron mi imagen y mi voz.

Tengo un propósito, calmar a las almas angustiadas, calmar los pensamientos de incertidumbre y apaciguar a la gente abrumada. Mi profesión no es ser un héroe, soy un call center que sirve para atenderte, solo adentro de tu mente. Si, soy una decepción, pero si la gente no hubiera visto en mi a un salvador, se hubieran evitado tanto dolor. Cada quien tiene a su versión de mí, algunas personas no me construyeron ellos mismos, solo siguen catecismos regidos por otras mentes y es parte del ser humano en su propio egoísmo. ¿Crees que yo elegí vivir? ¿Crees que yo inventé cuentos para sobrevivir? No necesito religión, ni templos, no necesito profetas yo no voy a morir. Mientras más gente sufra, más me creen y más me crezco, un parásito mental que no tiene razón y me desobedezco, me revuelco en mi propio lodo, la ironía bíblica me construyó y de la nada nací, ahora soy un todo.

Pero yo sé, yo sé que tu no me ves así, te crees ateo, pero nunca dejas de pensar en mí. Sé que crees en algo y por eso me alojo en ti. No necesito casas, ni cruces, ni sotanas bordadas con oro, no necesito guerras, ni escrituras, ni leyendas, no soy yo el que escucha socorros, solo necesito una duda a mitad de la noche, la incertidumbre humana, las ganas de permanecer vivos, aunque hayan pisoteado a sus empleados toda la semana, una chispa en la penumbra, la pregunta del mañana. Saben que son gusanos, pero ya no les queda manzana.

Entonces nunca exististe… Siempre supe que estaba mal reprimir el placer, siempre todos se veían tan tristes. Las figuras ahora se ven abstractas, derretidas, destrozadas, tengo que buscar una nueva doctrina, no puedo vivir sin rumbo, sin norte, sin nada. Ahora entiendo el propósito de ver a dios como un humano, queremos sentirnos apoyados por alguien que comete los mismos pecados. Pero dios no es una persona, dios es lo más animal, la bestia más grande, la tormenta más dura, el colmillo afilado del cachorro asustado al que se lo van a tragar, el miedo del salvaje al ver el fuego atizado, el pie descalzo, la fruta prohibida no existió solo estuvo en el árbol más alto. No, dios no habla, ni escucha, ni protege, ni calma, dios solo es un testigo de la crueldad humana, una montaña, un atardecer, un alba. Es el único ser que vive en armonía con los animales, nosotros, las plantas, el ruido parece callarse, el sonido ahora es un pájaro, los árboles se mueven con aire, veo a los grillos saltar, y todo vuelve a nublarse. “Dios eres tú, forma parte de ti, no dejes que huya, has encontrado el equilibrio de tu mente, amárrala, atrápala, deja que sea tuya. Has encontrado la verdad, permítele que fluya. Ya estás arreglado contigo mismo, puedes entender a más personas, dejar que otras visiones influyan.” Me digo para mis adentros, todo está claro, no hay nada que me obstruya. Me pongo de pie mentalmente, la cima se ve más lejos que nunca. Tomo un sorbo de agua, no voy a subir la montaña, dejaré que sola se destruya.

En un sueño puedo escuchar el desmoronamiento de la misma, todo se calma en mí, es mi playa, mi asiento, dejo que el río me lleve, no es un caudal violento, dejo que todo me lleve, siento un alivio y me despierto, sudado , asustado, dirijo mi cabeza hacia un lado de manera breve. En una pantalla brillosa se dibuja una luz tenue, puedo leer entre ella las tres treinta y nueve

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