Hace varios soles que dejé de creer en cuentos de hadas, castillos, duendes y dragones hasta que llegaste tú.
La realidad tuvo un rumbo distinto cuando te apoderaste de mis sueños cuando caí rendida ante el encanto de tu sonrisa.
Poco a poco salvaste este corazón destrozado cuando por primera vez me aferré a tu mano.
De uno en uno se alejaron los fantasmas y temores del pasado cuando nuestros corazones se sellaron con un tierno abrazo.
Eres tú, ese príncipe azul de carne y hueso que solo existía en mis inocentes e infantiles fantasías.