Mil veces nuestras miradas se juntaron, mas nuestra absurda timidez impidió que cruzaramos palabra alguna.
En mis sueños te metiste, a mi corazón te mudaste y sin querer las estrellas me regalaste.
Una noche descubrí que eres tú el príncipe del cuento de hadas que imaginé hace varios amaneceres.
Hoy por fin rompimos el silencio, hemos confesado nuestros más profundos sentimientos; desde hoy el mundo será un mejor lugar si lo recorremos juntos.
Deseo dar gracias al destino por poner en mi camino al príncipe del cuento de hadas que me ha devuelto la ilusión.